Los puertorriqueños hemos sobrepasado mucho y seguimos enfrentando más retos. Nuestra gente siempre responde con tesón, con valentía y con solidaridad hacia sus hermanas y hermanos.
Es por nuestro pueblo que decidí regresar al servicio público. Quedarme como espectador ante las dificultades que encara Puerto Rico no es una opción para mí. Servirle a mi pueblo, lograr cambios que impacten positivamente a nuestra gente y luchar por la igualdad que se merecen los ciudadanos de esta bella isla, son las cosas que me motivan y que me inspiran a volver a la vida pública. El puesto no es lo que busco, sino el medio para dar lo mejor de mí, a base de mi honestidad, capacidad y experiencia, para encaminar a Puerto Rico en la dirección correcta.
Desde hace casi un año he estado recorriendo toda nuestra isla, pueblo a pueblo, comunidad a comunidad, casa a casa, escuchando a nuestra gente, conversando con comerciantes, agricultores, maestros, jóvenes, envejecientes y líderes comunitarios sobre sus aspiraciones y sus prioridades.
Puerto Rico ha cambiado, ha evolucionado, y nuestra gente aspira a un gobierno de excelencia que le responda y le dé resultados. Esa es mi meta principal, lograr un gobierno que ejecute y haga obra con el bienestar ciudadano como prioridad.
Vengo a trabajar para que las cosas funcionen, sin prometer lo que no puedo cumplir. Voy a lograr que los fondos federales salgan de las cuentas de banco del gobierno y lleguen a nuestras comunidades, que mejoren los servicios que se le brindan al pueblo, que se promueva eficazmente el desarrollo económico, que atendamos con sensibilidad a nuestros hermanas y hermanos más vulnerables, y arreciaré la lucha por la Estadidad.
Tras la devastación causada por el huracán María hace casi tres años, los terremotos y la pandemia, tenemos la oportunidad de reconstruir nuestra infraestructura con la ayuda de fondos federales destinados a la isla. Es esencial que enfoquemos todas nuestras energías en que se desembolsen correctamente esos fondos lo antes posible para las áreas prioritarias, tales como viviendas y escuelas seguras, mejores carreteras, y una infraestructura eléctrica, de agua y de comunicaciones a la altura del siglo 21. Sin embargo, aunque hemos visto algunos anuncios, aún no se ha construido una sola vivienda nueva para los damnificados de María, ni se han demolido estructuras destruidas por los terremotos en el sur. Las excusas sobran. Hace falta acción y en eso me voy a enfocar.
Un renovado Puerto Rico nos va a servir de base para impulsar el desarrollo económico, para promover la inversión y para crear empleos y oportunidades. Facilitar la interacción con el gobierno y reducir los costos de hacer negocios es clave para mejorar nuestra economía y mis propuestas incluyen un trato contributivo preferencial a las PYMES, permisos provisionales mediante auto-certificaciones y una identificación digital única para que el gobierno no pida documentos que el mismo gobierno ya tiene. En otras palabras, en mi administración se tomarán acciones concretas para eliminar la burocracia y transformar positivamente la relación de nuestra gente y nuestros negocios con el gobierno.
Así es también mi visión en todas las áreas principales de nuestra calidad de vida. Guiaré la seguridad, la salud y la educación hacia una cultura de respeto, de prevención, de atención especial a nuestras poblaciones vulnerables y de asignación de recursos de forma que represente fielmente nuestras prioridades como pueblo. Concentraré los esfuerzos del gobierno en lo básico, en lo que verdaderamente le importa a nuestra gente y en lo que todos necesitamos.
Estos son tiempos históricos que nos llaman a evolucionar y a transformarnos. Servir ahora en el gobierno requiere de un entendimiento nuevo de lo que quiere y espera Puerto Rico. Mi trasfondo de servicio público como Secretario de Justicia por cuatro años y como Comisionado Residente por ocho años, combinado con cerca de 25 años en el sector privado, me permiten tener una visión amplia de lo que hay que hacer para que Puerto Rico vuelva a progresar. Al mismo tiempo, mi habilidad de escuchar, ser justo y entender los reclamos de nuestra gente para que se hagan las cosas de forma diferente son clave para lograr que Puerto Rico se convierta en un mejor lugar para vivir, estudiar, trabajar, invertir, criar una familia y retirarse.
Nuestro pueblo necesita paz, tranquilidad y sensibilidad en estos momentos de incertidumbre y crisis. Nuestra gente reclama prudencia, claridad y firmeza en toda decisión del gobierno que afecte su diario vivir. Por eso vengo a tender puentes en vez de construir barreras, lograr la reconciliación en tiempos de tanta polarización, y promulgar el respeto a nuestras diferencias para que podamos concentrarnos en esas metas comunes que nos unen. En eso pondré todo mi empeño, porque Puerto Rico se merece eso y más.