Los puertorriqueños somos orgullosos de nuestra patria y queremos lo mejor para ella. Desgraciadamente, llevamos mucho tiempo concentrados en la crisis económica que enfrenta Puerto Rico, y ya es hora de que todos nos enfoquemos en cuáles son nuestras prioridades y en cómo tenemos que dirigir nuestro trabajo y nuestra energía.
La crisis económica, la Junta de Supervisión Fiscal, la devastación del huracán María, la alta incidencia de corrupción y la crisis de gobernanza que hemos vivido en los últimos años han levantado un renovado compromiso de nuestro pueblo para adentrarse en la gestión gubernamental. Eso es positivo, porque es al pueblo a quien siempre tiene que responderle su gobierno.
Nuestra realidad política ha cambiado porque Puerto Rico ha cambiado. Todo el liderato político y cívico en la Isla debe estar claro de que nuestra gente despertó y estará presente en toda discusión sobre el futuro de Puerto Rico.
Todos compartimos la aspiración de un mejor Puerto Rico. Aun cuando podemos diferir en estrategias, todos queremos progreso. Aspiramos a una mejor calidad de vida, mayores oportunidades de empleo, seguridad, acceso a buenos servicios de salud, una infraestructura confiable y un gobierno ágil y transparente. Queremos un Puerto Rico atractivo para vivir, invertir, trabajar y mantener a nuestra familia unida. Aunque a veces nos concentramos en lo que nos divide, ahora tenemos que enfocarnos en las metas que nos unen.
Ese nuevo país tiene que comenzar con una buena educación para nuestros hijos. La educación es la llave del éxito, por lo que todo hijo de nuestra patria merece poder desarrollarse al máximo para alcanzar las metas que se propone. Todos debemos ser parte de una revolución educativa que le garantice una educación de excelencia a nuestra próxima generación.
Además, sin salud no hay progreso. Los esfuerzos para garantizar los fondos necesarios para proveer un cuidado de salud digno tienen que continuar hasta lograrse. Pero más allá de fondos, tenemos que evolucionar hacia una sociedad más responsable y proactiva por su salud, a priorizar la prevención y a innovar en el cuidado de enfermedades crónicas. Hacer más de lo mismo ya no es aceptable pues tenemos que reformar y mejorar el sistema de salud actual.
Asimismo, la habilidad de proveer el sustento a cada familia es la necesidad más básica de nuestra gente. Lograr una mejor calidad de vida significa tener buenos empleos para todos en el sector privado, el tercer sector y el gobierno. Tenemos que fomentar el progreso de cada uno de nuestros ciudadanos por medio de iniciativas que reduzcan la pobreza y aumenten el éxito empresarial en la isla. Crear desarrollo económico no debe ser solo una consigna en los discursos. Tanto el gobierno como todo ciudadano tienen que echar el resto para crear un ambiente propicio para nuestra economía.
Ahora bien, para lograr progreso tenemosque contar con viviendas seguras para todos, una red vial en buenas condiciones, transportación colectiva adecuada, un sistema de comunicaciones eficiente, así como una infraestructura de primera categoría, asegurando que los servicios básicos de electricidad y agua potable no le falten a nadie. Por otro lado, la generación de energía limpia y de fuentes renovables, la protección de áreas ecológicamente sensitivas, el reciclaje y la conservación de nuestros recursos naturales debe ser parte de nuestro diario vivir.
La seguridad de nuestras familias es también una meta común. Como único podemos lograrlo es teniendo una fuerza policiaca dedicada, preparada y debidamente compensada, un sistema de justicia ágil y efectivo, y una ciudadanía cooperadora. Cada uno de nosotros tiene que respetar y cumplir con la ley, pues toda violación de ley, por sencilla que sea, contribuye a la falta de civismo y de paz que queremos.
Puerto Rico tiene que distinguirse por garantizar amplios derechos y libertades a todos sus ciudadanos. ¡Que reinen la tolerancia y la diversidad, y que se respeten las diferencias! Dejemos atrás las etiquetas y adjetivos que redundan en faltas de respeto y “bullying”. Aprendamos de lo que hemos vivido, pues todos tenemos que mirarnos hacia adentro para ser parte de la solución.
Más aún, nos merecemos la oportunidad de escoger un estatus político digno y permanente, en el que podamos seleccionar democráticamente a todos los que nos gobiernan y exigir lo que nos corresponde con igualdad de derechos. Hay que ponerle fin al estatus colonial del país.
Es mucho en lo que estamos de acuerdo. Pero no se puede quedar ahí. Es hora de ejecutar, dar resultados y medir progreso. Podemos lograrlo caminando todos en la misma dirección, porque hay que trabajar el presente para mejorar el futuro.