Estas elecciones son importantes para el futuro de nuestra Isla. Por un lado, nuestro pueblo va a decidir si quiere fortalecer nuestra relación con Estados Unidos, reclamando la igualdad que nos merecemos como ciudadanos americanos. Por otro, los votantes tienen que escoger a quién va a dirigir los destinos de nuestra patria durante el próximo cuatrienio, con la importante encomienda de reconstruir nuestra Isla y crecer la economía, y de hacer valer el mandato del pueblo en las urnas a favor de la Estadidad.
Cada uno de nosotros tiene que decidir si quiere la unión permanente con todos los derechos, beneficios y responsabilidades de nuestra ciudadanía, o si quiere rechazar a Estados Unidos, aceptar un trato diferente y discriminatorio, y dejar que otros decidan por nosotros.
El Sí en la papeleta del plebiscito significa la igualdad plena, enriquecer a la nación americana con nuestra cultura, tradiciones y talento, y ser parte integral de Estados Unidos con voz y voto. El No significa un rechazo a esos principios democráticos, promueve la separación y amenaza la estabilidad, la seguridad y el progreso de Puerto Rico.
Indiscutiblemente la Estadidad es la fórmula de estatus más favorecida en Puerto Rico. Mientras ese apoyo ha ido creciendo, las desigualdades y los defectos del estatus territorial actual se han agudizado, poniendo al descubierto la insostenibilidad del estatus actual y causando que miles de puertorriqueños abandonen su Isla hacia los estados en busca de mejores oportunidades.
Es por eso que nuestra gente está clara de que este estatus es indigno y nos limita como pueblo. Sin embargo, el liderato del PPD sigue con el cuento del ELA soberano no territorial. Mientras tanto, el Congreso nos impuso una Junta como condición para reestructurar la deuda pública, las agencias nos imponen monitores y los tribunales continúan imponiendo la ley federal sobre las nuestras. Hablan de una asamblea de status pidiendo un cheque en blanco para separarnos de Estados Unidos, poniendo en peligro tu futuro y el de los tuyos.
En momentos en que estamos sufriendo el embate de la pandemia y tantos puertorriqueños y puertorriqueñas aún no se han recuperado de los huracanes y temblores, la ayuda federal que nos corresponde como ciudadanos americanos es esencial para atender sus necesidades. Las dificultades que ha tenido el gobierno de Puerto Rico para que acaben de llegar esos fondos son inaceptables. Eso no se ha visto en otros estados. Nos tratan diferente, nos imponen condiciones injustas y onerosas, y retrasan los fondos que nuestra gente necesita para sobrevivir y echar pa’lante.
Ahora más que nunca hace falta escoger un equipo con experiencia y credibilidad, con conocimiento de cómo se bate el cobre en Washington, que pueda trabajar con republicanos y demócratas, y que tenga un compromiso claro de luchar por la igualdad. Hay que irnos a la segura.
Me presento ante nuestro pueblo con una larga trayectoria de logros de 24 años como abogado en la práctica privada y 12 años como servidor público. Bajo mi dirección gerencial el Departamento de Justicia logró su mayor productividad con 96% de convicciones en casos vistos en los tribunales, 50% de aumento en referidos al FEI y 400% de aumento en el número de informes del Contralor debidamente atendidos. Durante mi incumbencia como Secretario de Justicia se redujo el crimen en 50%, se detectaron y eliminaron decenas de empleados fantasmas en la Legislatura y se comenzaron los acuerdos con la fiscalía federal que han rendido grandes resultados en la lucha contra el crimen violento y la corrupción.
Como Comisionado Residente, tripliqué los fondos para la salud de nuestra gente, logré un aumento significativo en los recursos para combatir la violencia y el narcotráfico, aumenté por seis veces los fondos para atajar la violencia doméstica, apoyé decenas de leyes contra el discrimen, aseguré sobre $7 mil millones en fondos ARRA y libré una lucha sin cuartel por la igualdad. Por mi reputación intachable fui nombrado a la Comisión de Ética de la Cámara federal, que investiga cualquier alegada actuación impropia de congresistas.
Esa es mi carta de presentación, credibilidad y resultados. Cuando vayas a decidir en manos de quién vas a poner nuestra reconstrucción, nuestra economía y nuestra lucha por la igualdad, sabes que cuentas con mi experiencia, mi trayectoria y mi compromiso probado con el bienestar de nuestra gente. Puerto Rico cuenta contigo y yo cuento con tu voto.